
El campo morelense vive una gran crisis debido a la caída de producción, que alcanza el 40 por ciento, nulos apoyos del gobierno local, bajos rendimientos, sueldos empobrecidos, a lo que se le suman las plagas y enfermedades en cultivos que combaten con fungicidas, plaguicidas, herbicidas y maquinaria que ha provocado un desequilibrio y empobrecimiento del suelo.
De acuerdo con investigadores del Campo Experimental Zacatepec y promotores de la agroecología: “los suelos de cultivo se encuentran desbalanceados por uso de agroquímicos y de maquinaria, lo que provoca un desequilibrio que favorece la producción de enfermedades y plagas”.
Esta situación puede convertirse también en una crisis de salud pública, la mayoría de los productos del campo llegan contaminados a manos de los consumidores, por lo que, es necesario cambiar la agricultura de insumos a una estrategía menos agresiva, una agricultura ecológica que cause menos daños.
Desafortunademente el ejecutivo del estado parece no tener una idea clara de las consecuencias de sus acciones y omisiones, son los costos por haber apostado a la improvisación y la inexperiencia gubernamental de un gran futbolista.
El gobierno local no ha puesto en regla prácticas agrícolas como el abuso de agroquímicos, fungicidas, herbicidas y el paso de maquinaria ha desbalanceado el suelo.
Es más, la apuesta ha sido abandonar al campo morelense, disminuir los apoyos a los campesinos en más del 50% respecto al cierre del último año de la anterior administración, dejar abierta la puerta al uso indiscriminado de químicos es la política agropecuaria de este sexenio.
Estimada y estimado morelense, pongamos mucha atención en quién elegimos como nuestro próximo gobernador, que sea capaz y y tenga un plan para recatar nuestro campo, ese campo que nos da de comer.